16 Jul ¿Cómo proteger los cultivos con bolsas de organza?
Nuestro huerto está en Madrid en una zona alejada, donde hay liebres, conejos y por supuesto diferentes aves. Tenemos una pequeña parra y cultivamos todo tipo de cultivos de temporada (patatas, ajos, cebollas, lechugas, tomates, pimientos, …). También tenemos acceso a diferentes árboles frutales, como un cerecero, un ciruelo, un melocotonero, un albaricoquero. Hace tiempo que queríamos proteger nuestros cultivos de los picotazos de los pájaros y también de visitas indeseadas. No sabíamos muy bien qué opciones ecológicas teníamos. A parte de vallar el perímetro del terreno y proteger nuestras cerezas con una malla o red, nos habían hablado muy bien de las bolsas de organza. Hemos decidido probarlas.
¿Para qué sirven las bolsas de organza?
Las bolsas de organza permiten el traspaso de la luz a diferencia de otros materiales, como por ejemplo el cartón. En el huerto, se utiliza para mantener alejadas avispas y moscas. Pero también sirven para proteger los cultivos de conejos, topos y pájaros. Son duraderas y protegen los cultivos de las condiciones climatológicas adversas, como viento fuerte o sol intenso. Permiten una maduración tranquila y son respetuosos con el medio ambiente.
¿Qué tipo de cultivos pueden protegerse con bolsas de organza?
En realidad, prácticamente cualquier cultivo. Existen diferentes tamaños que se adaptan a todo tipo de hortalizas y frutos.
1. Las bolsas más pequeñas permiten proteger frutas pequeñas, como manzanas, albaricoques, melocotones, peras, etc. También funcionan para cubrir pimientos. Su tamaño es de 23 x 15 cm.
2. Las bolsas medianas son perfectas para uvas y tomates. También se utilizan para cubrir pepinos. Su tamaño es de 30 x 20 cm.
3. Las bolsas grandes, de 40 x 30 cm., sirven para proteger repollos, frambuesas, brócolis y lechugas, entre otros cultivos.
¿Cómo se utilizan las bolsas de organza?
Las bolsas de organza se utilizan en todo tipo de cultivos. Pero también son muy prácticas para para proteger las uvas. En la variedad de uvas blancas se colocan justo antes de que empiecen a ponerse suaves. Y en las uvas rojas cuando empiezan a cambiar de color. La ventaja principal es que permiten el paso de la luz y los diferentes colores de las bolsas no desentonan para nada con el color de las parras.
¿En qué cultivos hemos utilizado las bolsas de organza?
1. Lechugas. Hemos cubierto con bolsas de organza las diferentes lechugas que tenemos, sobre todo para evitar caracoles y picotazos de pájaros. Las hemos dejado cerca de tres semanas y el resultado nos ha parecido óptimo. Las lechugas crecen a su ritmo y libre de visitas incómodas.
2. Pepinos. Los pepinos son cultivos muy apetecibles sobre todo para los topos. Hemos colocado nuestras bolsas de organza y la verdad es que siguen intactos y sin señal de haber sido atacados por ningún intruso molesto.
3. Uvas. Hemos probado el tamaño en un racimo medio. Sabemos que tenemos que colocarlas definitivamente un poco más adelante, quizás a mediados de agosto, cuando la uva empiece a madurar. Lo que sí es cierto es que las bolsas se adaptan perfectamente a todo tipo de racimos, grandes y pequeños.
4. Melocotonero. Muchas veces, la fruta también sufre pequeños picotazos de pájaros. Hemos probado las bolsas de mayor tamaño para protegerlos y en lugar de proteger melocotón a melocotón, las hemos agrupado en racimos o ramas. Hemos hecho lo mismo con el ciruelo.
¿Cuál es nuestra opinión sobre las bolsas de organza?
El resultado nos ha gustado mucho. Dejan traspirar los cultivos, no ralentizan el crecimiento y los mantienen a salvo. Lo que más nos ha gustado es que las podemos reutilizar tantas veces como queramos. Una vez hecha la inversión es un producto duradero, no perecedero y práctico.
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